lunes, 8 de febrero de 2016

Reflexión sobre la asignatura: metodología ELE


Reflexión sobre la asignatura:

Metodología de ELE, destrezas, habilidades y técnicas

Marianella Muelle


En una clase hay una infinita variedad de personalidades y de formas de aprendizaje que se pueden convertir en una galaxia armoniosa o en una lluvia de meteoritos. Surge entonces la necesidad de un meteorólogo que anticipe el clima de la clase y prevenga las tormentas.



¿Cómo poder pronosticar el clima de la clase? El profesor  de ELE puede enseñar, tratar de tener una clase amena, hablar y poner tareas, pero verificar que sus alumnos han aprendido, he ahí la pregunta. ¿Cómo saber si lo que el alumno dice haber entendido, lo aplica, lo entiende y no lo olvida? Una piedra angular es la planificación del docente. Explicar los objetivos antes y los parámetros para evaluar crea en los estudiantes expectativas y motivación porque de esta manera aceptan el desafío y mantienen su navegador (GPS) encendido hasta llegar a la meta.

Alcanzar la meta igualmente no será el final, sino más bien el inicio de la auto-reflexión y del aprendizaje. En la asignatura Metodología de ELE, destrezas, habilidades y técnicas la inspiración recibida fue, no solamente afianzar los nuevos conocimientos porque aportaron innumerables herramientas para la preparación de unidades didácticas, sino también aprender de las observaciones comentarios y correcciones de la profesora. Cada comentario, anotación y detalle en su corrección se convirtieron en una fuente de energía que creaba un inicio de discusión proactiva entre el grupo de trabajo o a nivel individual. Consecuentemente se promueve a través de las correcciones la reflexión, el análisis y el darse cuenta de cuál fue el error o la falta cometida y por qué. Indudablemente es allí donde ocurre el proceso de aprendizaje. “¿Por qué no me di cuenta antes?” o, “¡Ah, ya entiendo! ¡no era tan difícil como pensaba!”, o “estaba confundida” son, entre otras, expresiones que ayudan a afianzar conocimientos. El proceso evaluativo realizado nos enseñó a desarrollar la destreza de saber evaluar y corregir.

En mi experiencia de trabajo ponía diversas tareas o actividades a los alumnos apuntando hacia un objetivo, pero no pensaba en la diferenciación entre una destreza o una simple actividad que no era de destreza, mucho menos me había dedicado a analizar este asunto en los libros de texto de segundas lenguas. Durante la asignatura surgieron dudas y discusiones con mi pareja de trabajo tratando de analizar y clasificar las distintas actividades. Sin embargo, fue después de la primera actividad entregada, que mi pareja y yo pudimos reflexionar sobre nuestra confusión, cuando recibimos su corrección. En cierta forma lo entendíamos, pero fue en ese momento en el que nos dimos cuenta de que no lo teníamos tan claro.

Las aclaraciones de Paula Novillo en cada uno de nuestros trabajos fueron la clave de la comprensión final. Su escrutinio y comentario en cada detalle, haya sido error o falta, me ayudaron grandemente. Me gustó mucho su honestidad y transparencia al corregir al igual que la motivación a la reflexión a la cual invitaba en cada uno de los módulos de la asignatura. En otras palabras, se percibía una libertad para ser creativo y productivo lo que causaba el deseo de trabajar cada vez mejor.



Es allí cuando comenzó el proceso de reestructuración de los conceptos que poseía para poder avanzar en el proceso de formación. Mi planeación de una unidad se encaminaría con una visión diferente: enseñanza a través del uso de destrezas. Obviamente es algo que ya realizaba, pero que no lo hacía tan a conciencia como ahora. La asignatura de Metodología ELE me ayudó a aprender a seleccionar mejor las actividades para mis estudiantes. Es decir, facilitó durante la planeación  filtrar lo no imprescindible o “aburrido” de lo que pudiera ser más interesante y motivador, teniendo en cuenta el tiempo y las circunstancias de cada curso.


Basada en mis objetivos de este blog me puse a aplicar enseguida la selección del tipo de actividades en mis cursos. La diferencia fue notable, especialmente con los estudiantes de grado 7 (12 años de edad) porque empezaron a trabajar mejor, es decir, a hablar menos ente ellos, a prestar mayor atención y a estar más comprometidos. En general los estudiantes no estaban muy atentos a una explicación si no sabían qué podían hacer con ella, especialmente si les explicaba más de cinco minutos en pleno. Se imaginarán que un grupo de preadolescentes es una bomba de energía y al mismo tiempo de indiferencia por todas las hormonas y los cambios que vivencia.  Empecé entonces a crear tareas en las cuales les planteaba explicaciones y ejemplos, pero ellos debían finalizarlas de la forma más autónoma posible. Yo solamente estaba allí dispuesta a resolver problemas, responder preguntas o a aclarar conceptos en caso de que me lo pidieran. En lo que sí fui muy firme fue en las horas y fechas de entrega. Esta vez más del 75% cumplió con la actividad. Próximamente trabajarán en la revisión de la evaluación de la misma para que se cumpla todo el proceso de aprendizaje.

Personalmente, esta transformación en el proceso de enseñanza aprendizaje significa mucho más trabajo de planeación y de evaluación, por eso siempre recordaré a Paula y el esfuerzo que hizo con nuestro grupo de maestría. La idea con mis estudiantes de grado 7 es crear un espacio para que ellos analicen sus errores y reflexionen al respecto. Trabajar con adultos en este sentido es menos complicado porque su motivación de estudio es diferente, pero no abandonaré la misión y procuraré mantenerlos en la órbita del ELE y en el aprendizaje a través de la reflexión y de la evaluación a través de una buena programación de cada unidad.

Muestra de una parte de una actividad de planeación de nuestro grupo:


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