Dos perspectivas del tiempo narrado
Marianella Muelle
¿Cuánto tardará una de los estudiantes de ELE en entender una frase de Quino como la que se cita en la imagen debajo?
En la frase hay cuatro tiempos diferentes, tres de ellos en pasado. Tan difícil es la gramática que en la asignatura Gramática Pedagógica del Español aparecen tres nombres de profesores en la plataforma. Sin embargo, no quiero hablar de la dificultad de la gramática sino de mi reflexión sobre la muestra que adjunto al final sobre el contraste del pretérito perfecto y del indefinido porque al realizar la actividad me di cuenta de que el enfoque sobre cómo enseñar estos tiempos es menos complicado de lo que lo enseñamos. Quiero añadir que la videoconferencia “Una nueva visión de la instrucción gramatical” también me ayudó a complementar mis conocimientos al respecto.
Una de las valiosas conclusiones del trabajo fue que la elección del tiempo verbal dependiendo de cómo se quiera enfocar el suceso que se va a narrar. La gráfica que sigue es aparentemente un ejercicio de completar muy fácil. Sin embargo, ambos tiempos podrían ser correctos dependiendo de lo que se quiera comunicar. En este caso solamente usaré el verbo creer. Miremos:
- “Te lo dije mil veces, pero tú no me creías”
- “Te lo dije mil veces, pero tú no me creíste”
Caso 1
El pez está muy triste, y nos comunica ese sentimiento de lo que pudo haber sido. Es como si tuviera aún fe o como si le estuviera tratando de comunicar a su amigo que había un camino, que se pudo haber salvado si lo hubiera escuchado. Además, se percibe su cariño al hablarle. Al parecer, cada vez que le advertía a su amigo la situación, lo hacía con esa esperanza de que le creyera.
Caso 2
La expresión parece una queja, como si el pez le estuviera echando la culpa a su amigo y librándose él mismo de culpa a la vez. Esta situación también muestra al pez vencido, sin esperanza de que su amigo hubiera cambiado, por el contrario, se podría interpretar que el pez sabía de antemano que esto sucedería porque su amigo nunca lo escuchaba.
El análisis que hice de estos dos casos fue similar al que ocurrió en nuestro grupo cuando comparabámos los tiempos verbales en la historia del taxista y sus versiones no originales. Para mí fue como transformar un relato de una dimensión a uno tridimensional. Lo relevante para la pasajera pasaba a un primer plano cuando lo decía en pretérito indefinido. Por otro lado, cuando el taxista relataba el evento, lo que le impactaba lo ponía en imperfecto. Por ejemplo, en la historia lo más relevante fue cuando él se dio cuenta que la pasajera había olvidado algo en su coche.
Los análisis grupales y las conclusiones a las que se llegan son una fuente de aprendizaje incomparable y por eso me gustaría implantar situaciones similares en el aula de clases cuando me toque enseñar estos dos tiempos verbales,porque, mi objetivo, es que los estudiantes puedan “nadar” entre un tiempo y el otro sin tener que ahogarse, que los empiecen a entrelazar aunque se equivoquen al principio para que se den cuenta de que no tienen que esperar una eternidad para comprender ciertas frases o expresiones coloquiales, aunque no puedan producirlas correctamente. Por eso actividades de reflexión a través de imágenes como la de los peces arriba, o la creación de cortos videos en grupos presentando situaciones similares desde distintos puntos de vista utilizando el tiempo imperfecto y el indefinido serán de alto valor enriquecedor en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Muestra:
Gramática Pedagógica del Español
Actividad del módulo 4: Punto de vista...y cierre. Lolita Galeón dixit
Grupo 9
Maria Consuelo Bravo Ocampo
Cristóbal Jiménez Calvente
Jeanett Meyer Escobar
Marianella Muelle
1. El relato del taxista: el relato original y nuestras versiones
Si revisamos todos los verbos del relato del taxista que se nos presenta en el texto modelo y los comparamos con los verbos equivalentes de nuestros textos (por coincidencia léxica o similitud semántica, excluyendo las particularidades que se desvían de la estructura temática del original), descubrimos que, en general, todas las versiones coinciden en el uso de ciertos tiempos verbales: indefinido, imperfecto, pluscuamperfecto y presente.
2. Dos perspectivas del tiempo narrado
Cuando narramos una historia, pretendemos no solo transmitir cierta información sino también indicar a nuestro interlocutor la relevancia de determinadas circunstancias o aspectos del relato. Ubicamos los hechos en el tiempo pasado –con un mayor o menor grado de precisión–, indicamos la manera en que esas acciones se produjeron presentándolas como acabadas o inacabadas– y señalamos su importancia –si se trata de los hechos principales o solo tienen un valor circunstancial–.
Para Lolita Galeón, es un hecho irrefutable que el “trayecto fue espantoso”. Ese es el tema principal del texto, y aparece en primer plano como terminado, por suerte para ella. Para ilustrar esta idea, nos acerca a la situación que le tocó vivir actualizando los hechos mediante el pretérito imperfecto, como si quisiera situarnos en el momento presente que le tocó sufrir: “el taxista conducía”, “frenaba y aceleraba”.
Lo que para Lolita es una circunstancia que explica su mal trago, para el taxista es un hecho excepcional, por lo que este prefiere ponerlo de relieve mediante el pretérito indefinido: “tuve que ir frenando”, en el texto modelo, o “di varios frenazos”, en una de nuestras versiones.
El resultado del viaje lo vuelve a presentar la profesora en perfectivo: “Llegué completamente revuelta”. La llegada al hotel y las acciones que se suceden a continuación se presentan en pretérito indefinido en los dos relatos: “cogí las maletas que el taxista había sacado del maletero”, según la profesora, “le ayudé a descargar las maletas del maletero”, según el taxista en una de nuestras versiones.
El pretérito imperfecto aparece en el relato del taxista con valor de contexto para una acción principal o como situación interrumpida por un suceso imprevisto: “iba camino del aeropuerto de nuevo cuando...”, en el original, o “cuando aparcaba frente a la cafetería...”, en una de nuestras versiones. El hecho principal se presenta en pretérito indefinido: “me di cuenta de que…”. El imperfecto aparece de nuevo en el original para mostrar el hallazgo, como situándonos dentro de la escena: “había un maletín de esos negros”.
En esta parte de la historia, el uso del tiempo verbal en la versión de Lolita es diferente. El imperfecto no vuelve a aparecer tras la descripción del estilo de conducción del taxista, a diferencia de lo que sucede en la versión de este.
Después de comparar los dos relatos originales y contrastarlos con nuestras versiones, podemos concluir que nuestra elección de los tiempos verbales dependerá de cómo se enfoquen los sucesos narrados. Es decir, el uso de uno u otro tiempo verbal deriva de la perspectiva de la persona, de lo que quiere transmitir, de la relevancia que atribuya a los hechos y de los matices que quiera añadir. El hablante puede narrar la misma realidad adoptando tiempos distintos, según la perspectiva que quiera ofrecer.
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