Evaluación, cómo saber si lo hago bien
Marianella Muelle
- “Bueno chicos, ¿cómo les fue en el examen?”
- “Bien mamá, respondimos todo, solo una pregunta no la entendí”.
Creo que todos hemos estado en alguna de las dos situaciones en un momento de nuestras vidas.Tanto para los padres como para los profesores es muy frustrante ver los resultados de los exámenes de sus hijos o alumnos porque se dan cuenta de que dichos resultados influyen en la motivación hacia la asignatura, además, muchos bajos resultados pueden provocar una imagen negativa hacia el profesor.
Como profesora reconozco que uno de mis puntos débiles es tener la capacidad de crear una prueba que sea entendible, que abarque los conocimientos que se han aprendido en el proceso de aprendizaje en el aula y que sea muy objetiva. Sabía que la asignatura Evaluación me iba a costar mucho trabajo y estaba a la expectativa de todas las nuevas formas y parámetros para retroalimentar y valorar que aprendería con ella. Lo que no me imaginaba es que ese sentimiento de frustración frente a un examen volviera a mí, esta vez como estudiante.
En las primeras actividades de Evaluación no obtuve muy buenos resultados. Analizaba cuál era mi problema y creo que solamente he resuelto parte de él. Tiendo, como la mayoría de las personas, a echar la culpa al profesor. Sencillamente es lo más fácil. Sin embargo, pude apreciar que también yo cometí errores cuando no leí bien las instrucciones y que por cuestiones externas no me concentré el tiempo necesario en la resolución de las tareas. Estuve a punto de “tirar la toalla” casi poniéndome a mí misma en el estigma de ser una profesora mediocre en cuanto al área evaluativa. De hecho, mi reflexión sobre mis capacidades evaluativas antes y después de la asignatura evidenciaron que me valoro ahora en un porcentaje menor que antes como profesora evaluadora.
El abrir los ojos sobre mi situación como evaluadora causó en mí la intención de escribir este aporte para mi blog. Además mis sentimientos me transportaron a los de mis propios alumnos cuando viven frustraciones similares. Decimos que no estudiamos por las notas, pero el efecto que ellas tienen en nosotros demuestra la importancia que les damos, tanto docentes como estudiantes. Aunque queramos obviar esta parte en la enseñanza, es un suceso que ocurre constantemente. Encajamos a los estudiantes en un nivel de acuerdo a sus resultados alcanzados y también nos encajamos a nosotros mismos. Por eso es clave tener una perspectiva del error positiva y usar la autoevaluación como parte del proceso de enseñanza - aprendizaje.
Si es un error, ¿cómo puede ser positivo? Creo que el paradigma del error como algo malo no cambiará por algunas décadas todavía. No solamente en la enseñanza de lenguas extranjeras, sino también en la enseñanza de cualquier otra asignatura y en la crianza, la mayoría de las veces se corrige diciendo primero “lo malo que el otro hizo” para, más adelante, mostrar cómo se hace “bien”. El padre, maestro o quien “sabe” humilla de tal forma al otro porque se exalta sobre él diciéndole que él es mejor. La asignatura habla de la educación como un proceso de reconstrucción más que de imitación. En este caso el que sabe debe seguir los pasos en retroceso juntamente con quien cometió el error para juntos descubrir cuál fue la causa o el punto dentro del proceso de la actividad que provocó esa falta y continuar juntos con el paso de la reflexión para permitir que quien falló se reencanime en el proceso correcto.
Detallado de esa manera, es un proceso evaluativo que demanda tiempo para grupos grandes en aulas de clase, por eso se propone en la asignatura también la coevaluación, mediante la cual los estudiantes se evalúan entre sí. Esa es una de las metas que manifesté entonces y que pienso aplicar en mis clases. Para ello, obviamente necesito de más tiempo de programación para la reflexión, a través de encuestas, preguntas reflexivas y trabajos en grupo para ello. Esa reflexión necesita que proporcione la libertad para que los estudiantes comenten a los otros compañeros sobre sus logros y sus puntos débiles e incluso aporten ideas sobre cómo pueden mejorar. Los estudiantes, entre ellos mismos, discutirán sus errores y llegarán a conclusiones y decisiones para disminuir el cometimiento de errores.
http://listas.eleconomista.es/system/lists/000/003/926/medium/aprobar-first-cetificate-en-leganes.jpg?1447029043
Volviendo al diálogo del inicio, la próxima vez que el padre le pregunte a su hijo cómo le fue en el examen, éste podrá responder con una lupa mucho más auto-evaluadora y sus resultados no serán una sorpresa para él. El padre, igualmente, estará más tranquilo al ver que su hijo o hija es consciente de su proceso de aprendizaje, de sus luchas y de buscar soluciones para mejorar.
MUESTRA:
RECOPILACIÓN DE INTERVENCIONES EN EL FORO 4
(GRUPO 3)
La siguiente fue mi primera intervención en el foro 4:
Seleccioné los puntos 3 y 4 para aplicarlos a mis clases de español a adolescentes de 11 - 13 años en un colegio internacional. Como contexto quiero decir que en el programa MYP (Middle Years Programme, ibo.org) los estudiantes tienen un gran acercamiento a las reflexiones sobre sus actividades y logros, a que sus resultados de evaluaciones sumativas estén acompañados de comentarios y a formularse preguntas sobre los conceptos básicos que trata cada unidad en cada asignatura.
4. El error es útil para regular el aprendizaje.
Me gusta mucho la ilustración sobre el proceso de aprendizaje que se plantea en el texto, un proceso de reconstrucción más que de imitación. En el aula de clase necesitamos proveer actividades donde el error no sea calificado, sino que sea comentado, reflexionado, para que nuestros alumnos creen destrezas de autocorrección y para que revisen en su interior qué causa que cometan esos errores. “Nuestro reto es comprender sus causas” es una frase tan real y que enfrentaremos como profesores de ELE durante toda la carrera.
Me propongo de ahora en adelante a que la tarea de revisar los errores sea realizada también por mis alumnos.
Debo entonces ayudarles a describir el proceso como se hizo el ejercicio (contenido y conceptos, pasos y partes más difíciles). Debo también brindarles actividades por medio de las cuales revisen los conocimientos que han adquirido como preparación para la actividad principal que tengan que hacer.
La autoreflexión después de la actividad debo enfocarla a mis alumnos hacia la identificación de las causas de los errores cometidos.
4. El punto 4 está muy interrelacionado con el anterior: aprender a autoevaluarse.
Autoevaluarse es una clave para la autonomía en el aprendizaje. Un estudiante “maduro”, que se autoevalúa, puede aplicar los conocimientos adquiridos a la vida real, interrelacionarlos con otras áreas, detectar las dificultades que tenga y buscar formas de superarlas, sea con preguntas, ayudas o autoreflexiones. Por eso, como docente debo facilitar el proceso, asegurándome de que tengan claros los objetivos del aprendizaje, la planificación de la unidad y los criterios de evaluación desde el comienzo.
Este aspecto me reta a crear espacios en el aul a para actividades de coevaluación entre los alumnos porque les ayudará como primer paso para después hacerlo por sí mismos.
Pienso que este proceso depende también de la edad de los estudiantes, porque por ejemplo, en los grupos de niños adolescentes que manejo, las coeveluaciones deben ser breves y sencillas.
Asimismo me debo comprometer a crear evaluaciones más contextualizadas, más adaptadas a la vida y a la comunicación real.
Nuestra planeación docente del desarrollo de cada unidad debe incluir más tiempo para la evaluación y debe proveer más situaciones de libertad de cometer errores.
En cuanto a mis comentarios a las aportaciones de mis compañeros estuve de acuerdo con Silvia en tener en cuenta la edad de los estudiantes. En el caso de los de Patricia, de edad preescolar que ni siquiera saben leer o escribir, la clasificación de errores va a ser muy sencilla. Comenté que algo que funciona en los pequeños son los colores como del semáforo, caritas felices o tristes, etc. Aunque no sepan el tipo de error, pienso que podrán diferenciar entre lo correcto y lo que no lo es en las frases o expresiones que vayan aprendiendo. De la misma manera, cada grupo de edad funcionará de una forma particular en la identificación del error.
A veces hay grupos de jóvenes que demuestran mucha indiferencia en cuanto a la participación pero pueden hacer la actividad por sus medios favoritos. Me sirvió una vez, por ejemplo, hacer que un grupo llenara una tabla de preguntas sobre su avances todos al tiempo en un google drive, en la pantalla del aula se podía apreciar como cada uno iba respondiendo, lo cual crea un "empujón" a participar, a aquellos que no lo han hecho.
Me gustó el aporte sobre proveer de horas de consulta, pero también expresé las dificultades para ello como cuando los profesores no tienen tiempo o cuando la institución no dispone de un lugar para ello. He tenido a veces el problema que los estudiantes prefieren no invertir su hora de descanso en hora de refuerzo y por eso no me buscan. En otras palabras, no solamente los docentes sino también la institución debe proveer de todos los medios para facilitar horas de consulta y, a la vez (idealmente), remunerar al docente por este trabajo.
Sobre las formas de hacer contratos de evaluación en niveles tan bajos opiné que es mejor que lo hagan en su propia L1 para que no sea un esfuerzo lingüístico más para los estudiantes.
En la actividad del foro 4 todos pudimos aportar cosas productivas y complementarnos. Las ideas de unos apoyarán el desempeño en el aula de otros. Por ejemplo, la actividad del imperativo, el diario de aula, los contratos entre otros, serán implementaciones que creo que todos tomaremos.
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